Tenía ojos tristes, como si encerrara en cada mirada una despedida, como si no quisiera quedarse mucho tiempo en ninguna barra de ningún bar.
No se dejaba conocer, ni quería conocer a nadie. Ella sola era suficiente, en su soledad, para vivir a su modo.
Eso creía.
Tan joven.
Tan hermosa.
Tan secreta.
No se dejaba conocer, ni quería conocer a nadie. Ella sola era suficiente, en su soledad, para vivir a su modo.
Eso creía.
Tan joven.
Tan hermosa.
Tan secreta.
Siempre pensé que había mucho más de ella que lo que en realidad mostraba.
Sólo pude confirmarlo meses después de que la viera por última vez cuando, por azar, descubrí en el reverso de una vieja servilleta, escondida en el bolsillo de mi abrigo de invierno, un poema garabateado con su letra.
Para estonces ya era tarde.
Para estonces ya era tarde.
3 comentarios:
Nunca es tarde para darse cuenta de algo tan bello.
Gracias por tus comentarios :)
nunca es tarde,
y nada (nada)
es casual.
éxitos con el nuevo proyecto!
buenisimo lo que hay!!!
:)
¿Por qué era tarde?
Se ve que es linda... y acá entre nos... lo enigmático es atractivo.
:)
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